Memoria del Director del Museo Nacional
DOI:
https://doi.org/10.54830/bmnhn.v12.1929.777Resumen
Al hacerme cargo de la Dirección del Museo Nacional a fines de Abril de 1928, con encargo del señor Ministro de Instrucción Pública de ver modo de levantar dicho establecimiento del estado de estagnación en que se encontraba durante los últimos años, me hallaba frente a un problema que parecía poco menos que irresoluble. El edificio estaba en minas, resultado del temblor del 14 de Abril de 1927 y, como consecuencia, cerrado para el público. Muchas de las colecciones, sobre todo la de los mamíferos y la de los peces, estaban en un estado deplorable, en parte debido al gran número de años que han estado en servicio y en parte a las lluvias que se filtraban por el techo en todas partes. El Museo carecía de muchos servicios indispensables, sin que, con los fondos para gastos y para fomento, tan exiguos que llegaban a ser irrisorios, se pudiera remediar este estado de cosas. El personal científico, compuesto de especialistas, que habían pasado sus mejores años en investigaciones y en labor técnica intensa, estaba desilusionado por los míseros sueldos que ganaba, inferiores a los de muchos artesanos, y desganado con el abandono a que estaban relegados durante tantos años.
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